CONVERSAR y EL ARTE DE
CONVERSAR
Nuestras palabras también reflejan la personalidad,
la historia y la visión del mundo de cada uno de nosotros. Por eso conocerse
mejor a través de lo que se dice es una clave de la buena comunicación.

Friedemann Schulz von Thun en su libro: “ El Arte de
Conversar. Explica que para mantener una buena conversación hace falta algo más
que mostrarse al otro de una manera amable y ofreciendo “un buen envoltorio”.
La claridad y la coherencia en la conversación son la base de una comunicación
de calidad. Se entiende que nuestra manera de comunicarnos debe coincidir con
nuestro estado de ánimo, objetivos, valores y el sentido de nuestra existencia,
pero también con el estado de ánimo del otro y con la “verdad de la situación”,
es decir, con lo que flota en el aire.
Depende de la relación con la otra persona e interés
o si hay que pulir conflictos… Según Schulz hay cuatro niveles de comunicación.
Otros puntos a tener presente es lo que emitimos a los demás , pero exige ver qué está
ocurriendo aquí y ahora en mi interior, cómo percibo al otro y qué está pasando
entre los dos. Y, sobre todo, permite dejar atrás las distorsiones que tan a menudo tienen lugar
durante las conversaciones.
Ante el
emisor puede existir en mayor o menor medida un recelo a mostrarse por temor a
ser juzgado. Podemos tener un camuflaje emocional, depende también del
sentimiento de inferioridad, otras veces el temor de alguien a hablar, hay
quien se esconde detrás de una fachada, otras utilizan la aflicción y el
sentimiento de inferioridad como protección…

Otro aspecto importante es utilizar un lenguaje
sencillo y un discurso bien estructurado y breve que resulte congruente. Las
palabras raras y los mensajes largos y enrevesados suelen usarse para aparentar
un mayor estatus intelectual.
Hay que tener presente el nivel de la relación y
entrar en sintonía que Schulz define” La
armonía que aparece en la conversación cuando mi comunicación y forma de actuar
se corresponde con el propósito de mi existencia, por lo general dando más
importancia a expresarse que a influir en el otro”. La comunicación humana
debería consistir en conservar de corazón a corazón pensando en el bien de la
otra persona, sin fantasías ni interpretaciones sobre su realidad, y
permitiéndome mostrarme tal como soy.
Gema Salgado (Cuerpo Mente nº 252)