Vivimos con prisas, de un modo que nos aleja de
nuestros ritmos y ciclos naturales. Hacer las cosas en el momento oportuno, sin
apresurarnos, sin estar pendientes siempre del reloj, nos liberará de las
frustración y nos permitirá ser más felices.
Hemos nacido en la época de la prisa y de la
aceleración. Pero no podemos hacer que una flor crezca más rápido tirando de
ella, ni ayudar a una mariposa a salir del capullo, porque no tendría fuerza
para volar. La naturaleza nos enseña que cada proceso tiene su tiempo y su
ritmo. Conviene esperar como vemos en las distintas estaciones del año. La
verdadera libertad se basa en el autocontrol, que nos permite luego fluir…
“ Quien se controla a si mismo puede alcanzarlo
todo” afirmaba un sabio chino y lo podemos ver en el Libro de los Cambios. El
taoísmo chino se inspira en los procesos naturales y especialmente en el agua:
el agua es paciente, sabe aquietarse y esperar, pero consigue erosionar las
rocas más duras. El Zhuangzi ( una de las obras taoístas) describe al sabio
como alguien que tiene una respiración muy profunda y por tanto muy tranquila…
Michel Montaigne escribe “ Cuando bailo, bailo; cuando duermo, duermo” Un
proverbio Zen afirma algo parecido y dice: “ Cuando camines, camina; cuando
comas, come”.
La sociedad de consumo estimula la gratificación inmediata de
nuestros deseos e invita por tanto a la impaciencia. Pero una vida plena
requiere aprender a demorar la gratificación.
Hoy creemos que el tiempo es una línea hecha de
horas de sesenta minutos de sesenta segundos, todos ellos homogéneos. Pero cien
segundos de tedio nunca han tenido nada que ver con cien segundos de entusiasmo.
La novela “ Momo” de Michael Ende hace
una descripción sobre el tiempo.
Vivir con prisas, pendientes del reloj, es
frustrante y estéril. En cambio hacer las cosas en el momento oportuno, sin
apresurarse, es una de las enseñanzas de las mejores tradiciones espirituales.
“ En la vida la paciencia trae salud, belleza, fama y una gran longevidad”,
escribió Shantideva, el sabio indio del siglo VIII.
Artículo en la revista Mente Sana nº 101, de
Jordi Pigem.
Experiencias las tenemos todos, los malos momentos
pasan despacio pero los buenos vuelan. Vivir en la ciudad el tiempo parece
que muy rápido si vas a la naturaleza es otro ritmo… Y como dice William Shakespeare: “ en un minuto hay
muchos días.