Descubrir la magia del día a día depende más de
nuestra forma de ver las cosas que de lo que sucede a nuestro alrededor. Cada
instante encierra un verdadero tesoro en nuestras vidas.
Debemos disfrutar en hacer las cosas, es muy fácil
venirse abajo, puede ser un instante lo que nos ha costado tiempo en construir,
por eso hay que esmerarse en crear y sostener aquello que amamos y deseamos
ser.
Queremos que en nuestra vida ocurran cosas
extraordinarias para salir de la monotonía y de lo ordinario, deseamos los
grandes acontecimientos para estar más contentos y creernos que somos grandes
protagonistas, tenemos esa idea y la sociedad la engrandece. No apreciamos los
continuos regalos que, momento a
momento, nos ofrece cada minuto, hora o jornada.
No sabemos vivir el momento con alegría y
tranquilidad observando y captando todo lo que hay a nuestro alrededor, no
respiramos y nos concentramos en este momento viendo, percibiendo, escuchando y
en definitiva sintiendo lo único que real.
En una escena de Alicia en el país de las
maravillas, el Sombrero Loco celebra el “día del no-cumpleaños”. La existencia
se vive día a día, aprovechando el ahora, el momento, cada instante.
Vamos continuamente con prisas, pensando en lo que
se va hacer después, no vivimos el momento, y a menudo nos pasan inadvertidas
las pequeñas maravillas que dan sentido a nuestros días, no vemos, ni sentimos,
ni observamos, no estamos aquí… La magia de la vida se muestra a menudo en lo
humilde y sutil. “Estás aquí de paso, detente a mirar las flores” dice un
proverbio oriental.
Lola Mayenco
en su libro: “Algo que Celebrar”, reflexiona sobre esta falta de
atención del ser humano actual, siempre atareado, hacia esos momentos de
profunda belleza y significado: Los amaneceres en el mar, los paseos en la
montaña, las reuniones con los amigos, las tardes de tormentas, las puestas de
sol o las noches de lluvias de estrellas. Por supuesto podemos añadir muchos
más la risa de un niño, el canto de un pájaro, el saludo de una persona, una
respiración sintiendo la brisa, el movimiento de las nubes. Si nos damos cuenta
y vivimos el momento es un verdadero milagro la inmensidad de momentos tan
únicos.
Lola M. divide en diez ámbitos los motivos diarios
de celebración: 1.- Momentos. Dado que cada instante es único. 2.- Lugares.
Como decía Henry David Thoreau: “El paraíso está sobre nuestra cabeza y bajo
nuestros pies”. 3.- Elementos. Bienes imprescindibles para nuestra naturaleza, como
el agua, el sol, la lluvia, que son escasos en muchos puntos del planeta. Debemos experimentar gratitud. 4.- Plantas.
Alimentos nos nutren, nos ayudan a sanar cuerpo y espíritu. 5.- Animales. Son
nuestros compañeros de planeta, son maestros en el arte de la sencillez y la
espontaneidad. 6.- Posesiones. Valorar lo que tenemos. En vez de anhelar y
desear. 7.- Cuerpo. Percibimos el mundo y los disfrutamos a través de los
sentidos. 8.- Mente. Es imposible apreciar las maravillas que nos rodean si
interponemos entre nosotros y el mundo los velos de la negatividad y las ideas
preconcebidas. En parte somos lo que pensamos. 9.- Corazón. Indagar en nuestros
sentimientos y motivaciones nos permite profundizar en la propia esencia. 10.-
Alma. Cultivar la vida espiritual en el día a día. Ampliar el ancho de banda de
nuestra conciencia para una vida más plena.
Revista: Cuerpo Mente 265. Artículo: Celebrar lo
Cotidiano. Francesc Miralles.