LA PAZ.
¿Hay
algo más importante que la paz?. Seguramente no, ya que es una condición
esencial para que la existencia pueda ser vivida con dignidad y belleza. La paz
es mucho más que un valor ético, se trata de un ideal permanente. Otorga la posibilidad de disfrutar, de
entender, de emocionarnos con las pequeñas y grandes maravillas que de continuo
surgen a nuestro alrededor. Es algo más que un ingrediente de la vida, es lo
que le da sabor y constancia.
“ La
paz es para el mundo lo que la levadura para la masa” el Talmud. La paz no es
meramente la ausencia de guerra sino la verdadera condición humana cuando la
agresividad, el miedo y la envidia han sido apartados de la sociedad y muy
especialmente del corazón de las personas.
La paz
se puede valorar desde el cuerpo, es la necesidad de descanso y desde el
terreno de la mente y las emociones, la paz se traduce en búsqueda de momentos
de tranquilidad. Le Corbusier arquitecto dijo: “ Trabajo por lo que más
necesitan los hombres hoy: silencio y paz”. El consejo de Buda: “ Más que mil
palabras inútiles, vale una que otorgue paz”.
“ Si no
estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de
la paz” recuerda Confucio y Krishnamurti , “ La paz individual es la paz del
mundo”.
El
budismo recomienda, que la meditación u otras prácticas espirituales se hagan
“Por el bien de todos los seres” y no de manera egoísta. La paz interior no
tiene, pues un valor meramente personal, sino que contribuye a un bien social.
“ Nuestro hogar verdadero es la paz interior”, pero sin apartarnos de la casa
del mundo.
El
corazón que simboliza el centro
de la persona y desde donde se expande la vida, es también el lugar de la paz en sentido psicológico y espiritual. El escritor deSaint-Exupéry: “ Si queremos un mundo de paz y justicia, hay que poner la inteligencia al servicio del amor”.
En el
escenario del mundo y también en nuestro interior parecen combatir el bien y el
mal, la luz y la oscuridad. Esto obedece en el fondo a un deseo de armonización
de los contrarios. Vemos una dualidad irreconciliable, pero luz y oscuridad no
son realmente opuestos, pues la oscuridad es mera ausencia de luz. Es decir,
estamos obligados a buscar la paz, pero aunque no la encontremos de manera
plena, su secreta presencia nos acompaña. Todo lo que existe, aún en
situaciones de penuria y conflicto, participa de principios universales y
eternos. Por eso la paz es siempre posible y, como dijo la Madre Teresa,
“comienza con una sonrisa”.
Resumen
del artículo: “ Cultivar la paz interior”. Revista, Cuerpo y Mente nº 257.
Por:
DANIEL BONET
Hay
ríos y mares de escritos sobre la paz, ejemplos en todas las épocas y maestros
en todas las religiones. Jesús nos habla numerosas veces de la paz, de los
limpios de corazón y las Bienaventuranzas nos da las pautas a seguir.
1 comentario:
Muy buena la reflexión, muchas gracias por compartirla
un abrazo
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