sábado, 10 de enero de 2015

CONSTRUIR NUESTRA VIDA PASO A PASO (1º parte)

 CONSTRUIR NUESTRA VIDA (primera parte)
Somos los arquitectos de nuestros días y se requiere una gran capacidad y una alta cualificación técnica y moral. Construir la casa que somos, construir la frase que nos dice, acertar a hacer eso con claridad, algo que se va logrando poco a poco, es el sencillo secreto de la felicidad.
El cerebro y las manos constituyen los atributos más notables del ser humano y reflejan su gran capacidad para discernir y hacer. Es útil recordar que cada persona construye su propia vida y el cúmulo de acciones y relaciones en que esta se materializa.
Vivir se hace ladrillo a ladrillo. Cada paso que damos es un ladrillo que ponemos en ese edificio que denominamos vida propia. Construimos sin cesar, sin darnos cuenta, cada vez que decidimos algo, cada vez que damos un paso, incluso cuando soñamos. Somos casas en construcción. En unas ocasiones usamos materiales que hemos escogido ( una profesión,, una pareja, una ideología…) y en otras nos tenemos que conformar con materiales que el mundo ha puesto en nuestras manos sin consultarnos (un país, una lengua, una familia, unas características físicas…) Lo importante, sin embargo, es que uno pueda confiar en que esos materiales propios y ajenos le protejan del mundo de fuera: como en el cuento de “Los tres cerditos”, el lobo puede derribar sin esfuerzo la cabaña de paja y la de madera, pero ya no la de piedra, que resiste a sus bufidos, sus empujones, sus arañazos, su rabia.
El lobo sabe, como se ve en “ Caperucita roja “ y “ Las siete cabritillas”, usar el ingenio además de la fuerza bruta para conseguir que abramos nuestras  puertas: se disfraza, se espolvorea de harina la pata, modifica el timbre de su voz, argumenta de manera razonable. Si no puede echar abajo nuestra casa, hace lo posible para penetrar en ella y convertirla en parte de la espesura, en bosque, en territorio salvaje.
Los lobos del mundo – que, no lo olvidemos, la mayor parte de las veces son proyecciones de nuestros miedos y de nuestros errores antes que enemigos reales del mundo de afuera_ tienen la triste misión de destruir lo que hemos construido: una casa (que intentan convertir en un montón de escombros), unos valores (que desprestigian con su omnívora inmortalidad), una frase ( que emborronan y tergiversan para que se vuelva ininteligible) o unos sentimientos (que minan desde sus cimientos para que dejen de sostener nuestra existencia). Construir es protegerse de la acechanza de los lobos internos y externos. Construir es aprender a alzar una barrera infranqueable entre nosotros que anhelamos ser quienes somos, y esos lobos, cuya ferocidad pretende aniquilarnos. Construir es poner nuestro corazón a salvo de las dentelladas de los muchos depredadores que quieren alimentarse con él.
Es necesario saber que la casa debe estar al servicio de uno y no uno al servicio de la casa.

Revista “ Cuerpo Mente” nº 271.  JESÚS AGUADO

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